Entrada Obligatoria 3: El banco más bonito del mundo

Estaba un poco perdida y ahora fue que me encontré. Descubrí mis raíces y ahora, aquí en Loiba, sentada en el banco más bonito del mundo, me siento en casa junto a mi nuevo amigo. He probado delicias gastronómicas que me recordaron mi infancia, he disfrutado de la música local, y hasta he aprendido un poco de gallego y de la cultura Celta en general. Repentinamente, cambié mi pasaje de tren y terminé yendo a Galicia. Fernando fácilmente me convenció a que cancelara mi viaje a Porto y que lo acompañara. Habíamos charlado brevemente y le conté que mis bisabuelos eran de allí y siempre añoré poder visitar la región. Tropecé con el cuándo caminábamos por el Retiro con destino a la terminal de trenes. El miraba su teléfono y yo, también entretenida, perseguía a una hermosa ardilla. Estaré eternamente agradecida que seguí a la ardilla juguetona.

Banco de Loiba